jueves, 29 de julio de 2010

Little Dreams

Me miraba a los ojos y me decía “¿Qué te está pasando? Vos no eras así. ¿Qué nos pasa?”. 
Yo lo miraba tranquila, mientras sentía como dentro de mi cabeza surgían una y mil respuestas.
“La palabra o el silencio son caminos a elegir y nosotros ya elegimos.” 
Lo decía serio, hasta parecía preocupado por ese destino que andaba con ganas de llevarnos por delante…
Se me ocurrieron tantas cosas por decirle… Pero no pude pronunciar palabra... Lo miré, abrí los ojos bien grandes…

Y me desperté… 

Cuando lo hice no me moví, seguí con mi cabeza sobre la almohada. No sé si recordaba su imagen tal como era, pero no importaba porque era mucho más que eso.
En mí él es la suma de mis lágrimas corriendo a mares y todo lo que alguna vez compartimos: las risas, las noches de verano que se deslizaban entre nuestros cuerpos húmedos, las madrugadas de invierno que nos sorprendían desnudos y dormidos. 
Él era su espalda y mi mano escribiendo a oscuras un “Te quiero” sobre ella…
Alguna vez dije que en mí habitaban fantasmas, sin detenerme a pensar cuales eran…
Y ahora comprendo que mi fantasma es él: la persona que con solo aparecerse en sueños hace que quiera largar todo a la mierda y salir a buscarla; que consigue que lo que hasta ayer me preocupaba tanto hoy no me importe; la misma que logró que pasara por alto sus defectos y lo aceptara tan tierno y renegado como era.
Los demás y sus fantasmas dejan de ser para mí porque te sentí…
¿Alguna vez voy a poder exorcizarme de vos?

jueves, 15 de julio de 2010

Línea A


Me siento en el banco de madera, contra la ventana.
No logro entender tus fantasmas, pero tampoco quiero hacerlo. No me interesa más rumiar cosas viejas. Hoy quiero dejarme llevar.
Entonces me niego a pensar en vos.
La bocina avisa que arrancamos y me horrorizo haciendo cálculos, concluyendo que tus labios fueron los últimos que tocaron los míos.
Mientras el subte apura el paso y me pierdo en la pared que corre cada vez más rápido, me niego a reconocer que teníamos charlas interesantes.
 No, no y no.
Pero de tanto decirlo termino renegando esa misma negación.
Y mientras camino por la estación pienso en la futilidad de esta rebelión inútil, que solo se alza contra tu persona para recordarla un poco más.

P.D: Mi cabeza tendría que tener una etiqueta de esas de transporte de material peligroso.

miércoles, 7 de julio de 2010

¡BU!

En una de sus novelas Don Mario sostenía que "no es buena una vida sin fantasmas, una vida cuyas presencias sean todas de carne y hueso"...
Yo tengo una amplia colección de fantasmas, algunos encontrados, otros fabricados por mi misma... A varios pude asumirlos, tratarlos y abandonarlos a fuerza de lágrimas y terapia... Con los otros convivo como con las personas, congeniando a veces, maldiciéndolos otras.
Hay gente que prefiere no acumularlos, personas que se sienten abrumados si se le juntan y se aíslan de todo lo nuevo tratando de expulsarlos.
Mi amiga tiene otro tipo de fantasmas, distintos de los míos.
Los suyos son los de sus muertos queridos, que la acompañan en todo momento. La última vez que fue a casa mi concubina al despedirla le pidió que no se olvidara de llevárselos con ella. No es que no le gustaran, solo que esa noche dormía sola y no era cosa de tener que andar soportando fantasmas ajenos.
Y así se fue ella con sus espíritus al hombro, tan contenta de tenerlos a ellos para no ocuparse de su vida... 
Estas cosas me hacen reflexionar... asunto delicado el de los fantasmas... sobre todo cuando, jodiendo a quienes los padecen, le revuelven la existencia a los demás...